El Samhain celta: el origen espiritual del Halloween

5 de noviembre de 2025
Manos colocando manzana y pan en una ofrenda con velas, cempasúchil, calabaza y maí

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 "Sal a nuestro encuentro en este tiempo de Samhain."

 Ella Young, The Faery Ridntonio Machado


Halloween no nació en las tiendas de disfraces ni en Hollywood. Sus raíces se hunden en una antigua fiesta del mundo gaélico llamada Samhain celta, cuyo sentido espiritual marcó el origen de Halloween que hoy conocemos. 

¿Qué es el Samhain?


Samhain significa “fin del verano” y señala el paso a la mitad oscura del año en el calendario celta. Se celebraba la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, cuando comenzaba el invierno para esas comunidades. En ese umbral se creía que el límite entre vivos y muertos se volvía más delgado. 

En términos culturales, el Samhain celta unía agricultura, espiritualidad y comunidad: cierre de cosecha, balance del año y memoria de los ancestros. Por eso es clave para entender el origen de Halloween.


Dónde y cuándo surgió

Las fuentes sitúan sus prácticas en Irlanda, Escocia y la Isla de Man, con raíces de más de dos milenios. La jornada empezaba al atardecer —el “día” celta iniciaba con el ocaso—, de ahí que las celebraciones arrancaran la noche del 31. Ese marco temporal explica por qué Halloween se vive en la víspera del 1 de noviembre: es heredero directo del ritmo del Samhain celta


La noche de Samhain se entendía como un tiempo liminal: el “velo” entre mundos se afinaba y era posible el contacto con espíritus y seres del síde (lo feérico en la tradición gaélica). Este simbolismo de frontera nutre el tono introspectivo y respetuoso que aún inspira a muchas celebraciones contemporáneas. 


Lejos del terror gratuito, el Samhain celta proponía una relación de reciprocidad: recordar, honrar y ofrecer hospitalidad a los difuntos para mantener el equilibrio de la comunidad.


Fuegos, máscaras y protección

Uno de los rasgos más visibles eran los grandes fuegos comunales. Los hogares apagaban su lumbre y la reencendían con brasas del fuego sagrado, símbolo de protección y cohesión social. Este gesto ha sido documentado como parte central de la festividad.


Los fuegos no solo “limpiaban” y resguardaban; marcaban el inicio del ciclo invernal. De ahí que el origen de Halloween incluya velas y luminarias como herencia de aquellas hogueras. 


Por otro lado, vestirse con pieles o máscaras tenía un sentido apotropaico: confundir a entidades dañinas o integrarse al tránsito entre mundos. No era “disfraz” en clave de fiesta, sino protección y ritual. Museos irlandeses registran talleres tradicionales de máscaras asociados a la temporada. 


Esta costumbre evolucionó hasta el guising y, con el tiempo, el trick-or-treating, pieza clave del Halloween moderno. 


Ofrendas y “dumb supper”

Dejar comida para los espíritus y celebrar banquetes con un sitio para los ausentes formaba parte del repertorio. Algunas fuentes describen la dumb supper, una cena en silencio para recibir a los ancestros, práctica que más tarde sería reinterpretada. Estas ofrendas muestran cómo el Samhain celta cultivaba un diálogo con la muerte desde el cuidado y la memoria, no desde el miedo. 


La noche también estaba cargada de presagios y juegos de adivinación con frutos de temporada —manzanas, frutos secos—, así como pruebas relacionadas con la fortuna o el matrimonio. El acervo del National Museum of Ireland conserva referencias a estas prácticas.


Otro clásico de esta celebración son las calabazas, pero antes de ellas, en Irlanda se tallaban nabos para hacer linternas con rostros fantasmales. Ejemplares históricos —como el célebre Ghost Turnip— están exhibidos en museos de Irlanda, y muestran la continuidad entre Samhain y Halloween. 


Con la migración a Norteamérica, la calabaza —más grande y fácil de tallar— reemplazó al nabo, consolidando un nuevo icono del origen de Halloween sin romper su sentido lumínico y protector.


Del Samhain a la tradición cristiana

Con la expansión del cristianismo, prácticas locales se reconfiguraron: el 1 de noviembre se estableció como All Saints’ Day (Día de Todos los Santos) y la víspera, All Hallows’ Eve, devino “Halloween”. El calendario cristiano dialogó con el Samhain celta sin borrar del todo sus códigos. 


Este proceso de adaptación explica por qué hoy confluyen memoria de difuntos, procesiones y luminarias en fechas contiguas, con ecos del ritual celta original. 


La diáspora irlandesa del siglo XIX llevó costumbres de Samhain/Halloween a Estados Unidos y Canadá. Allí se fusionaron con otras tradiciones y nació una celebración comunitaria que, con el tiempo, se comercializó y globalizó. Sin embargo, su origen de Halloween sigue anclado a la antigua fiesta gaélica. 


Esa expansión ayudó a fijar íconos como la calabaza tallada, el pedir dulces y los disfraces temáticos que hoy identificamos a simple vista.

Rituales contemporáneos: continuidad y resignificación

Hoy, comunidades paganas y wiccanas mantienen Samhain como una de sus fiestas mayores, enfocada en la memoria de los ancestros y la reflexión sobre el ciclo vida-muerte-renacimiento. La espiritualidad subraya el cuidado, la gratitud y el cierre de etapas. 

Museos y centros culturales en Irlanda programan actividades educativas sobre Samhain, preservando la dimensión histórica y pedagógica de la tradición. 


Simbología esencial de Samhain


  • Fuego y luz: Purificación, protección y comienzo del invierno.
  • Puertas y umbrales: Tiempos de cruce y encuentro con los ancestros.
  • Cosecha: Agradecer lo recibido y preparar el sustento invernal.
  • Máscaras: Protección y reconocimiento de lo misterioso.

Estos símbolos permiten vivir el Samhain celta hoy con respeto, más allá del consumo, recordando su profundidad espiritual y su papel en el origen de Halloween.


¿Cómo celebrar hoy con respeto?

  1. Altar de memoria: Incluye fotos, flores de temporada y una vela.
  2. Comida simbólica: Pan, frutos y bebidas compartidas, dejando un lugar para los ausentes.
  3. Luz comunitaria: Prende una vela al anochecer y reflexiona sobre lo que cierras y deseas abrir.
  4. Lectura y aprendizaje: Acércate a fuentes confiables para evitar apropiaciones superficiales.

Estas acciones mantienen vivo el espíritu del Samhain celta sin perder de vista su complejidad cultural y el origen de Halloween

 

Comprender el Samhain celta es honrar una memoria antigua que sigue latiendo en la cultura contemporánea. Más que sustos, ofrece un mapa simbólico para transitar el cambio, recordar a quienes amamos y reconocer los ciclos de la vida. Ese legado, base del origen de Halloween, nos invita a convivir con el misterio desde el respeto, la comunidad y la luz compartida. 


Si hoy decides encender una vela, montar un pequeño altar o compartir una cena en silencio, estarás reabriendo un puente entre generaciones. Y si necesitas acompañamiento cuando hablar de la muerte resulta difícil, en  Memorial San Ángel estamos contigo hasta el final.


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