¿Cómo ayuda el sentido del humor a afrontar el duelo?

21 de agosto de 2025
Linternas de papel iluminadas flotando al atardecer durante el ritual Toro Nagashi del Festival Obon, reflejadas sobre la superficie tranquila del agua.

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“La risa es un tranquilizante sin efectos secundarios.”

Anónimo


El duelo es una de las experiencias más profundas de la vida humana. Ante la pérdida de un ser querido, se desencadenan emociones intensas que van desde la tristeza y la negación hasta la ira y la desesperanza. Afrontar este proceso no solo implica aprender a vivir con la ausencia, sino también encontrar recursos internos y externos que permitan reconstruir la vida después de la pérdida.


Entre las múltiples herramientas de afrontamiento que la psicología y la tanatología han identificado, el sentido del humor ocupa un lugar particularmente interesante. 


Aunque en apariencia pueda parecer contrario al dolor que genera la muerte, numerosos estudios han demostrado que la risa y el humor pueden convertirse en aliados poderosos para aliviar la tensión emocional, mejorar la salud física y fortalecer los vínculos sociales en medio del duelo.


El duelo desde la perspectiva psicológica

Investigaciones más recientes, como las de Stroebe y Schut (1999), sugieren que el duelo no es un camino lineal, sino un proceso dinámico en el que las personas oscilan entre el dolor de la pérdida y la necesidad de restablecer la vida cotidiana. 


Este modelo de “doble proceso” explica por qué algunas personas pueden llorar profundamente en un momento y, poco después, reírse recordando una anécdota compartida con el fallecido.


Es aquí donde el humor aparece como un mecanismo adaptativo, capaz de contrarrestar algunos de los efectos negativos del duelo y aportar un respiro necesario.


El humor como recurso humano universal

En psicología positiva, el humor se considera una de las fortalezas de carácter que promueven el bienestar y la resiliencia (Peterson y Seligman, 2004).


La American Psychological Association (APA) define el humor como un mecanismo de afrontamiento que ayuda a reinterpretar situaciones estresantes de manera más llevadera. No significa negar la realidad ni trivializarla, sino generar un espacio mental en el que el dolor se acompaña de alivio emocional.


En el contexto del duelo, el humor puede aparecer de forma espontánea en conversaciones familiares, en recuerdos compartidos o incluso en rituales de despedida donde se evocan las anécdotas más entrañables de la persona fallecida. 


Este tipo de humor, lejos de ser irrespetuoso, se convierte en un puente para honrar la memoria de los seres queridos.

¿Qué ocurre en el cerebro con el humor?

El efecto del humor en el duelo no es solo cultural o simbólico, sino también neurobiológico. Cuando reímos, el cerebro activa regiones como el núcleo accumbens, la ínsula y el tálamo, áreas vinculadas con la recompensa y el placer social (Watson et al., The Journal of Neuroscience, 2007).


La risa libera endorfinas y dopamina, neurotransmisores que generan sensaciones de bienestar y reducen la percepción del dolor físico y emocional. Además, disminuye la producción de cortisol, la hormona del estrés, lo que contribuye a estabilizar el organismo en momentos de alta tensión emocional (Dunbar et al., 2012).


En estudios de resonancia magnética funcional, se ha comprobado que escuchar chistes activa las mismas redes cerebrales que se estimulan al experimentar gratitud o conexión social. Esto explica por qué, incluso en medio del duelo, una sonrisa compartida puede devolver la sensación de vínculo y pertenencia.


Herramienta para ser más resiliente

La resiliencia es la capacidad de adaptarse positivamente frente a la adversidad. El humor fortalece esta capacidad porque permite reinterpretar la realidad sin negar el dolor. Recordar una anécdota divertida de la persona fallecida, por ejemplo, puede generar un espacio emocional más equilibrado.


Los grupos de apoyo al duelo han documentado que compartir recuerdos graciosos ayuda a las familias a mantener vivo el legado del ser querido desde una perspectiva amorosa y menos dolorosa (Neimeyer, 2012). El humor, en este sentido, funciona como un reencuadre cognitivo: ofrece otra manera de mirar la misma experiencia, aliviando la carga emocional sin deshonrar la pérdida.


Es importante diferenciar entre el humor saludable, que conecta y sana, y el humor evasivo, que puede usarse para evitar confrontar el dolor. El primero favorece la expresión de emociones, mientras que el segundo puede postergar el proceso de aceptación.


No te cierres al humor durante el duelo...

Reducción de síntomas emocionales

Un metaanálisis publicado en el Journal of Positive Psychology (Martin, 2019) demuestra que el humor contribuye a disminuir síntomas de depresión y ansiedad en personas que atraviesan pérdidas. La risa funciona como una válvula de escape emocional que regula el estado de ánimo y facilita momentos de descanso mental.


Mejora en la salud física

Reírse también tiene beneficios fisiológicos. Estudios señalan que la risa mejora la oxigenación, estimula la circulación sanguínea y refuerza la respuesta inmunológica. Estos efectos resultan especialmente relevantes en el duelo, etapa en la que el sistema inmune suele debilitarse.


Fortalecimiento de vínculos sociales

El humor tiene un componente profundamente social. Compartir una broma o recordar anécdotas divertidas favorece la cohesión entre familiares y amigos, generando un sentido de comunidad que ayuda a transitar la pérdida. En palabras de Freud, el humor permite “encontrar placer en lo doloroso” y, al hacerlo, construye puentes de unión en momentos de fragilidad.


¿Cómo integrar el humor en el proceso de duelo?

Aunque el humor suele surgir de manera espontánea, existen estrategias para integrarlo conscientemente en el proceso de duelo:


  1. Terapia de la risa o “risoterapia”: técnicas grupales que inducen la risa para generar beneficios emocionales y fisiológicos.
  2. Escribir recuerdos cómicos: llevar un diario en el que se registren momentos divertidos vividos con la persona fallecida ayuda a mantener vivo un recuerdo positivo.
  3. Consumo consciente de contenido humorístico: películas, series o libros de humor pueden aportar alivio en momentos de soledad, siempre y cuando no se usen como evasión permanente.
  4. Clubes de la risa y comunidades: participar en grupos enfocados en el humor favorece la integración social y brinda espacios seguros para compartir emociones.


¿Siempre es bueno usar el sentido del humor?

Si bien el humor es una herramienta poderosa, no siempre es oportuno. Forzar la risa en una persona recién dolida puede resultar insensible. El humor debe ser constructivo y empático, nunca burlón ni minimizador del dolor.


Recordar con alegría a quienes hemos perdido no resta solemnidad a su memoria, sino que la enriquece con matices de amor y gratitud. En este equilibrio entre lágrimas y sonrisas, el humor se convierte en un puente hacia la sanación.

Incluso en los momentos más difíciles, la vida nos ofrece instantes de luz. Y en ese camino, en Memorial San Ángel estamos contigo hasta el final.

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