Morir en casa.

Sep 28, 2021

Charles Auguste de Steuben. La muerte de Napoleón, c. 1821, óleo sobre tela, Colección Particular.

Incluso ante la muerte, no hay nada más importante que el amor.

Iona Heath.

 


Durante noviembre de 2020 se registró un fuerte incremento de contagios de Covid-19 y la atención hospitalaria en México se volvió insuficiente porque no había camas, equipos de respiración, ni doctores y enfermeras. Eso no solo ocurría en nuestro país, se convirtió en un problema mundial. Muchas personas con graves síntomas se acercaban a los hospitales y les fue negado el servicio por falta de recursos, se les informaba que estaban saturados.

 

La alternativa ante tan situación era volver a casa, recibir asistencia médica telefónica o virtual y muchos pacientes murieron en sus hogares ante la impotencia de sus seres queridos. El daño emocional de las familias ha sido inmenso. Nos preguntamos si al haber recibido atención hospitalaria, las cosas hubieran sido diferentes.

La alternativa de recibir atención hospitalaria en los tiempos de Covid-19 ha sido cuestionada porque todas aquellas personas ingresadas con diagnósticos graves murieron sin poder despedirse de sus seres queridos, ni decirles cosas importantes. Los médicos implementaron las video llamadas que paliaron la necesidad de los pacientes terminales de comunicarse con sus familias. Otros muchos murieron inconscientes.

 

La atención médica y la posterior muerte en los hospitales, ocurre desde hace unos dos siglos. Antes, la gente que enfermaba de gravedad esperaba morir en casa, cuando la medicina no tenía recursos suficientes para curar enfermedades graves o epidémicas y la agonía de los pacientes era larga, sin embargo; permanecían en compañía de familiares y amistades que circulaban alrededor de su cama para ofrecerles consuelo y tener una despedida entre los suyos.

 

Además de la Covid-19, existen por desgracia, muchas enfermedades que los avances médicos, la tecnología del nuevo siglo, no pueden curar y solo consiguen alargar la vida a costa del deterioro paulatino del paciente. Cuando el diagnóstico es grave, los médicos asisten con las diversas opciones: respiradores, conexión a un riñón artificial, hidratación por sonda o alimentación por medio de un tubo directo al estómago a través de la pared intestinal ¿Qué sentido tienen estas medidas si el deterioro orgánico es irreversible?

 

Según los informes médicos sobre bioética aprobados por la Organización Mundial de la Salud OMS: los fines de la medicina en este siglo deben ser algo más que la curación de la enfermedad y el alargamiento de la vida. Los médicos deben dar atención especial a la prevención de enfermedades, la paliación del dolor y el sufrimiento. Debe tener la misma importancia el curar y advertir contra la tentación de prolongar la vida indebidamente.

 

Por otro lado, los cambios sociales respecto a la consciencia sobre la autodeterminación de los seres humanos y sus cuerpos han cuestionado la idea de la autoridad sobre el mismo y si somos responsables de lo que sucede con la propia vida, en consecuencia, deberíamos serlo de nuestra muerte. Lo ideal es tener el derecho a decidir qué tipo de asistencia médica queremos recibir en caso de necesitarlo o al encontrarnos sin conciencia y establecerlo previamente para evitar un sufrimiento innecesario.

 

Sabemos que las enfermedades antes incurables hoy se pueden tratar, pero surgen otras difíciles de vencer y el poder de la medicina no es absoluto. La muerte es lo más temido por un paciente grave y peor aún es el dolor inmenso, la incapacidad para realizar actividades básicas, bañarse, vestirse, lavarse, caminar, comer, ir al baño, muchas personas relatan que la hospitalización es peor que la muerte y ante una posibilidad real a la que nadie está exento, necesitamos hablar de cómo enfrentar el inminente momento de encarar la muerte, no es un tema fácil; por eso evitamos preguntarnos ¿Cómo me gustaría morir? En cualquier circunstancia, es inevitable y es una certeza, por eso tenemos la ayuda de la prevención para dejar establecida esa voluntad de cómo quisiéramos hacerlo. Creemos que nadie debería morir sufriendo sin tener la oportunidad de decir adiós, ni morir en soledad, no es sano ni para el paciente, ni para sus seres queridos.

 

Hoy en día se propone la alternativa de permanecer en casa durante la etapa terminal con asistencia médica controlada y cuidados paliativos. Es necesario contar con personas que ayuden al paciente y familiares cercanos que le apoyen emocionalmente y acompañen en su despedida. Es un proyecto que en muchos países se ha llamado la muerte digna porque está llena de compasión y amor por esa persona a la que se aleja del sufrimiento de inútiles tratamientos y se conecta con el fin de la vida en un ambiente espiritual. También es un proyecto de vida, porque debe planearse, sobre todo cuando se trata de personas mayores que se van quedando solas y con la economía limitada.

En el año 2008 se proclamó en México la Ley de Voluntad Anticipada LVA, que regula la Ortotanasia, que significa, la muerte correcta y es un recurso dirigido a pacientes terminales con un padecimiento mortal, diagnóstico irreversible, la imposibilidad de respuesta a procedimientos o una esperanza de vida menor a seis meses, que les permite suspender un tratamiento médico y sustituirlo por cuidados paliativos y una sedación controlada para aminorar el sufrimiento, por tanto, la vida continúa de forma natural hasta su fin.

 

Es diferente de la Eutanasia, que es una intervención para poner fin a la vida de un paciente sin perspectiva de cura. Se aplica en algunos países y está prohibida en México, pues la ley no permite la realización de alguna conducta que tenga como consecuencia el acortamiento intencional de la vida.

 

La LVA se establece por medio de un documento que se legaliza ante un notario o notaria y puede ser emitido en cualquier momento incluso cuando el paciente se encuentra en etapa terminal. En todos los casos la persona debe ser mayor de edad y estar en pleno uso de sus facultades mentales. Así también se puede señalar la intención de donar órganos y tejidos mediante el procedimiento legal de voluntad anticipada, la cual es respetada por la Secretaría de Salud en México.

 

En Memorial San Ángel creemos en la prevención para dejar un legado de paz y tranquilidad a los seres amados, como el derecho a decidir sobre nuestra salud, pero sobre todo creemos que el presente es para disfrutar la vida, no esperar para ser felices y compartir con los seres amados. Para planear contigo este momento, te recordamos que estamos contigo hasta el final.


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