Cómo los pueblos originarios honran a sus muertos a través de la naturaleza


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“Todo lo que no rodea y ha sido hecho por la naturaleza nos provee material para ser más sabios.”
Anónimo
La relación entre los pueblos originarios y la naturaleza es profunda, simbiótica y espiritual. Para muchas comunidades indígenas alrededor del mundo, la naturaleza no es solo un entorno físico, sino un espacio sagrado donde los ciclos de la vida y la muerte se entrelazan. Los rituales funerarios y las formas de honrar a los muertos reflejan esta visión holística: el cuerpo retorna a la tierra, el espíritu se reintegra al cosmos, y la memoria del difunto permanece viva en los elementos naturales.
El vínculo espiritual entre los pueblos originarios y la naturaleza
La cosmovisión indígena sobre la muerte
En la mayoría de las culturas originarias, la muerte no es concebida como un final absoluto, sino como una transformación o tránsito hacia otro plano de existencia. El espíritu del difunto suele ser considerado parte de un ciclo mayor que involucra a la tierra, el agua, el aire y el fuego.
Según el antropólogo Eduardo Matos Moctezuma, "los antiguos pueblos mesoamericanos concebían la muerte como parte del movimiento perpetuo del universo".
El rol de la naturaleza en los rituales funerarios
La naturaleza es el medio a través del cual se honra y facilita el tránsito del alma. Árboles, flores, ríos, montañas y animales cumplen funciones simbólicas y prácticas en los rituales mortuorios. Este enfoque contrasta con la visión más materialista de la muerte en las sociedades occidentales modernas.
Prácticas ancestrales para honrar a los muertos
1. Siembra de árboles como símbolo de vida
Una de las formas más conmovedoras de honrar a los muertos entre muchos pueblos indígenas es la siembra de un árbol en honor al difunto. Esta práctica simboliza la continuidad de la vida y el retorno del cuerpo a la tierra.
Por ejemplo, en comunidades mapuches de Chile y Argentina, el canelo (Drimys winteri) es un árbol sagrado utilizado en los rituales funerarios. Sus ramas se emplean para bendecir el espacio ritual y guiar el espíritu del difunto, actuando como símbolo de conexión entre el mundo de los vivos y el de los espíritus.
2. Uso de flores y plantas rituales
En numerosos rituales funerarios indígenas, las flores y plantas tienen un papel central. No son meros adornos, sino portadoras de significados profundos:
- Los nahuas y mexicas del actual México utilizaban el cempasúchil para guiar el alma de los muertos. La flor, con su color dorado y aroma penetrante, servía como faro para los espíritus en su regreso al mundo de los vivos durante el Día de Muertos.
- Los mayas incorporaban el copal (resina aromática) en sus ofrendas, cuyas volutas de humo simbolizaban el puente entre el mundo material y el espiritual.
3. Depositar las cenizas en ríos o montañas sagradas
Para muchos pueblos andinos, las montañas (apus) son entidades vivas que protegen y comunican con los ancestros. Es habitual esparcir las cenizas de los difuntos en ríos o en las faldas de las montañas sagradas para devolver el espíritu a la madre tierra (Pachamama).
En las culturas amazónicas, ciertos ríos son considerados portales hacia el más allá. Lanzar cenizas en el agua simboliza el viaje del espíritu hacia otros mundos invisibles.
4. Tumbas integradas en el paisaje
Muchas comunidades optan por integrar las tumbas en el paisaje natural, evitando el uso de estructuras rígidas como mausoleos de cemento.
- Los navajo del suroeste de Estados Unidos entierran a sus muertos en lugares discretos del desierto, marcados con piedras y ramas.
- Los wayuu de la península de La Guajira (Colombia y Venezuela) construyen cementerios en dunas de arena, que se funden naturalmente con el entorno.
5. Alimentar a los animales como ofrenda simbólica
En ciertas culturas indígenas de Norteamérica, es tradicional ofrecer alimento a los animales locales en honor al difunto. Los animales son vistos como mensajeros o portadores del espíritu.
Por ejemplo, en rituales de los ojibwa y cree, se coloca comida en espacios naturales para que los animales "lleven" el espíritu del muerto al Gran Espíritu (Theresa Smith — The Island of the Anishinaabeg: Thunderers and Water Monsters in the Traditional Ojibwe Religion).
Ceremonias colectivas y festivales
El Día de los Muertos en Mesoamérica
El Día de los Muertos es un ejemplo claro de cómo los pueblos originarios honran a sus muertos a través de la naturaleza. Esta festividad sincrética —que combina tradiciones indígenas y católicas— incluye elementos naturales en todos sus aspectos:
- Altares con flores, frutas, alimentos y agua.
- Ofrendas que integran elementos de los cuatro elementos: tierra (alimentos), agua (bebidas), aire (papel picado), fuego (velas).
Más allá del folclore, el Día de los Muertos es un acto de reafirmación del vínculo con la naturaleza y el ciclo vital.
El velorio indígena amazónico
En comunidades amazónicas, como los shipibo-konibo del Perú, el velorio se realiza al aire libre, rodeado de plantas, cantos y humo de plantas maestras. Este entorno natural ayuda a que el espíritu encuentre su camino.
Según investigaciones del Instituto de Estudios Peruanos, los cantos rituales y el uso de plantas no solo tienen un rol espiritual, sino también terapéutico para los familiares. (Brabec de Mori, B. (2010). Shipibo-Konibo Onanyabo: Wisdom and Songs of the Healers of the Amazon.)
El respeto ecológico en los rituales mortuorios
Minimizar el impacto ambiental
A diferencia de las prácticas funerarias modernas —que a menudo implican procesos contaminantes como embalsamamiento y entierros en ataúdes de metal o concreto—, los pueblos originarios honran a sus muertos con un profundo respeto ecológico.
El uso de materiales biodegradables, la integración armónica con el paisaje y la devoción por los ciclos naturales aseguran que la muerte sea también un acto de cuidado hacia la tierra.
El retorno simbólico a la Pachamama
Este concepto es central en culturas andinas. La muerte se ve como un retorno del cuerpo físico a la Pachamama, garantizando que la energía vital siga nutriendo el mundo natural. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), esta visión es clave para entender la sostenibilidad de muchas prácticas indígenas.
Honrar a los muertos a través de la naturaleza es un acto de reverencia hacia los ciclos de la vida y hacia el entorno que nos sostiene. Los pueblos originarios ofrecen valiosas lecciones sobre cómo integrar la dimensión espiritual y ecológica de la muerte.
En tiempos en que la desconexión con la naturaleza es cada vez mayor, rescatar y aprender de estas prácticas ancestrales puede ayudarnos a construir formas de duelo más sostenibles y conscientes.
En Memorial San Ángel estamos contigo hasta el final, acompañándote en cada etapa del camino y honrando la memoria de quienes amamos con profunda sensibilidad y respeto.