¿Qué le digo a una persona que está en duelo?

Aug 06, 2021

Francisco Goitia. Tata Jesucristo, c.1925-1927, óleo sobre tela, Museo Nacional de Arte.


Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (sic).

Juan 8:32.



Hace años la muerte se entendía como un fracaso médico. Aún en los modernos hospitales, morir era un acontecimiento solitario, impersonal y rara vez se le decía a la persona la verdad sobre su enfermedad. Hoy en día los protocolos médicos permiten a los pacientes conocer la verdad sobre su condición y estar más cerca de sus seres amados para compartir los últimos momentos de su vida. Con la ayuda de personas dedicadas al estudio de la tanatología, los familiares y amistades se preparan para hablar de la muerte con los enfermos terminales y conversan sobre sus preocupaciones.

 

Hay que comprender que la muerte de un ser amado es un proceso difícil y lleno de dolor, que debemos sentir, entender y procesar para continuar con la vida. Nos evadimos en la creencia que al tener una buena vida tendremos una buena muerte y así pretendemos controlar el sufrimiento inevitable, porque nadie quiere morir y quiere vivir la experiencia de un duelo. Debemos entender que una persona con un diagnóstico funesto sabe que va a morir y sufre por ello; pero también es terrible no tener algo valioso qué decir a una persona durante su enfermedad, a los familiares durante los funerales y después de ellos. 


El incómodo y famoso “¿Cómo estas?” o “Sé como te sientes”.

Existe un evidente vacío de palabras cuando estamos ante una persona que ha perdido a un ser querido, nos abruma su sufrimiento y cuesta entender lo que necesita en ese momento. Dado que no existe un duelo igual a otro y cada uno experimenta diferentes reacciones al dolor, tampoco hay frases ni formas únicas para apoyar al doliente. Es importante decir que no existen palabras que puedan disminuir, aliviar o calmar el dolor de alguien que está en duelo. Se trata de un proceso personal, no tiene un tiempo determinado, ni tiene que pasar por etapas específicas y cada persona lo vive a su manera.

 

Hay personas cuyo duelo ha sido largo, desde nuestra perspectiva, y nos duele o nos molesta ese sufrimiento constante que quisiéramos arreglarlo pronto. Esas personas requieren el apoyo emocional de sus seres queridos, pero este debe ser prudente y oportuno. Primero, escuchar, hablar poco, evitar dar consejos y acompañar a la persona con la presencia activa. Si surge el llanto o las emociones intensas hay que contenerle para permitir que afloren. Respetar todo lo que la persona tiene que expresar, hacerle saber que nosotros estamos presentes.

 

Según se ha observado, las únicas frases que pueden aliviar el duelo son las que el propio doliente pronuncia cuando verbaliza su experiencia y pone palabras a su dolor. Las frases que le decimos pueden sonarle vacías. No son las palabras las que curan sino la cercanía y los ofrecimientos de ayuda sus necesidades concretas.

 

Muchas personas se quedan muy debilitadas físicamente durante el duelo y simplemente podemos ofrecer ayuda con sus quehaceres domésticos. Aparecer en su casa con una olla de comida caliente y dejarla ahí para la familia cuyo dolor no les permite pensar con claridad ni en los asuntos cotidianos. Se necesitan acciones positivas llenas de amor y compasión que las personas agradecen aun en los momentos más terribles.

 

El tanatólogo David Kessler ha dedicado su vida a dar apoyo a las personas en duelo y actualmente se interesa en formar a otros en esta labor a profesionales de la salud, aunque es una enseñanza útil a todas las personas, puesto que todos hemos enfrentado el duelo personal y hemos estado junto a alguien que necesita apoyo. Según Kessler, las mejores cosas que se pueden decir a una persona en duelo son:

 

Desearía tener las palabras correctas y saber que decirte en este momento.

Yo no sé cómo te sientes, pero estoy aquí para ayudarte de cualquier forma, si es que puedo.

Tú y tu ser querido están en mis pensamientos y en mis oraciones.

Mi recuerdo favorito de tu ser querido es…

Estoy siempre contigo, solo tienes que llamarme, estaré por aquí cerca.

Todos necesitamos ayuda en momentos así, estoy aquí para ayudarte en lo que necesites.

No decir nada, solo estar cerca de la persona en duelo.

Dar un abrazo en lugar de decir algo.

 

 Según Kessler, estas son las frases que debemos evitar:

 

Al menos vivió una larga vida.

Ya está en un lugar mejor.

Se lo buscó.

Al menos no sufrió.

Por algo pasan las cosas.

Eres joven, todavía puedes tener otro hijo.

Dios necesitaba un angelito a su lado.

Debes resignarte, ya ha pasado mucho tiempo desde su muerte.

Era tan buena persona que Dios lo necesitaba a su lado.

Sé como te sientes.

Hizo lo que tenía que hacer en este mundo y era tiempo de partir.

Se fuerte.

 

David Kessler, en su página de internet www.grief.com  dice que esas frases no tienen mala intención, pero no dan ningún consuelo, las decimos porque tratamos de arreglar el dolor de la persona cuando no hay nada que reparar, el dolor es una reacción natural al duelo, es algo que se tiene que vivir y si de verdad queremos ayudar, debemos aguardar a que esa persona pase por todo el proceso emocional que es necesario para aceptar la muerte de un ser querido, se trata de la empatía y eso ocurre cuando entendemos que esa persona no puede sentirse mejor, ni conformarse, así es el duelo.

 

Hemos recomendado la ayuda profesional cuando se trata de duelos que no se han procesado y causan afectaciones a la salud mental o física, así también decimos que son decisiones personales que se toman, el sufrimiento y la felicidad son opcionales. Hemos comentado que los trámites de previsión funeraria, la práctica de alguna religión, la búsqueda de la espiritualidad, la meditación, el contacto con la naturaleza o emprender una causa en nombre de un ser querido fallecido, son formas de autoayuda que hacen fluir el proceso del duelo, aunque siempre es bueno contar con alguien que nos alumbre y conforte. Te recordamos que en Memorial San Ángel, tenemos asesores en tanatología y que estamos contigo hasta el final.

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